Canto III: "Hijos de la rabia"




El 3er Canto --tanto del disco Para Quienes Aún Viven (Exquirla) como de La marcha de 150.000.000-- es, literalmente, una letanía de resurrección, el avance de millones de insurrectos, cuya estructura rítmica puede rastrearse en la de la liturgia cristiana para la llamada Vigilia Pascual. 

Su primera versión data de 1992 y recuerdo haber recitado esa letanía pascual, durante las semanas santas de aquella época, con los añadidos de nombres como Óscar Romero (obispo asesinado por el gobierno salvadoreño), Camilo Torres (sacerdote guerrillero asesinado por el ejército colombiano), Maximiliam Kolbe (sacerdote sacrificado en el campo de Auschwitz), Rutilio Grande o Ignacio Ellacuría (jesuitas asesinados por grupos paramilitares salvadoreños). En ese momento de la liturgia, alguien recita nombres invocados a cuya respuesta la asamblea de hombres y mujeres allí reunidos aclama diciendo: "Rogad por nosotros". Siempre me llamó la atención, sobrecogiéndome, la progresiva aceleración del ritmo en los minutos en los que esta secuencia litúrgica se produce.

Pero en mi poema la respuesta ya se había convertido en "Avanzad con nosotros".

Conservo una copia de esa letanía, que en diversas ocasiones de los años 80 y 90 recité a coro junto a medio centenar de compañeros míos de comunidad (la 'Ignacio Ellacuría' de Valencia) y una comunidad de enfermos/as de lepra en el Vall de Laguart (un valle aislado de los pueblos del contorno y delimitado por un muro que los aldeanos levantaron hace un siglo para separarse de sus vecinos leprosos):
"(...) Pedro Claver, Francisco Javier y todos los compañeros de misión,
que dejasteis lo conocido para predicar la novedad del evangelio: . . . .
. . . . R/ Rogad por nosotros

Catalina de Siena y tantas mujeres que habéis mostrado a la Iglesia
el rostro femenino de Dios: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros

Mahatma Gandhi y Martin Luther King, profetas de la no-violencia,
de la justicia, la verdad y el amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros

Maximiliam Kolbe, prisionero del fascismo, que cambiaste tu vida
por la de un condenado a muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros

Óscar Romero, Ignacio Ellacuría, Rutilio Grande, Camilo Torres, Amando
López, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno Pardo,
Joaquín López y todos los sacerdotes de la Iglesia comprometida
con el pueblo, asesinados por las fuerzas del capitalismo . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros

Muertos de Auschwitz, Gernika, Santa María de Iquique y Vietnam,
Yugoslavia y Rwanda, El Salvador, Sierra Leona, Irak y Afganistán,
muertas en todas las guerras del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros

Todos los santos desconocidos de la humanidad,
que habéis buscado a Dios en el corazón de la vida: . . . . . . . . . . . . . . . . R/ Rogad por nosotros
(...)"

"Asesinados por las fuerzas del capitalismo". La liturgia oficial de la Iglesia católica no incorpora, por supuesto, estos nombres, pero son decenas de miles las mujeres y hombres de comunidades cristianas de base quienes, de facto, los recuerdan cada año en las celebraciones eucarísticas de las noches que empiezan en cada sábado santo y finalizan en cada domingo de resurrección (en "La marcha de 150.000.000" el canto XXVIII se subtitula, significativamente, "Sábado"; y el XXIX, "Domingo").

Creo que a Niño de Elche le gustará saber que, en las letanías de este Canto III, la referencia al "yamán" nos conduce a un pueblo cuyos cantos en ocasiones consistían en ser puramente sonidos que se modulaban, sola voz-instrumento, sin sentido alguno. Tal como defendió M. C. Bowra en su libro Primive Song, los cantos de los yamanes (o yamanaes, o yaganes) de Tierra de Fuego quizá constituyan los primeros ejemplos de los cantos más antiguos de la historia de nuestra humanidad. Con ellos, otros hombres y otras mujeres ya invocaron a sus propios hijos de la rabia, hace milenios. Y también entonces los recuerdos de quienes les precedieron, en esta marcha sin fin, fueron esquirlas arrojadas en la invocación de ese canto colectivo.

Y cuando Exquirla canta "Hijos de la rabia", cantan con ellos voces de otros milenios, desde todas las geografías posibles del canto. Cuando Esteban Girón violentamente contorsiona su cuerpo en torno a su guitarra, esa guitarra está siendo rasgada por un chamán que ya no existe. Y son millones, entonces, los tambores que de otros tiempos Álex Pérez hace resonar.

[ En las sucesivas ediciones del libro se han venido rescatando estas palabras de Cousin para Le prophéte assasiné: "(...) La declaración del superviviente, el temblor de la palabra ante un abismo, la resurrección de las víctimas: los tres relatos en los que insurrectamente se ha cifrado el rescate de todos los vencidos" ]

El poema incluye, por supuesto, decenas de referencias que me confirman en la idea de que mientras para unos ser hombre solamente es una costumbre, para otros es una fiesta (Andréi Platónov nos advirtió de esto). Fiesta de lo común celebrada en cada una de las mil grietas del mundo. Y así, el Canto III nos sitúa en la "Hatu-mata", la roca-del-adiós que fue cantada en un hermoso poema de amor de los pueblos indígenas de la Polinesia; o en los Montes de Hotte que, al oeste de Haití, fueron llamados por sus habitantes "Tierra de Satán"; o en la ciudad de Khulna, al sur de Bangla Desh; o en el Tajumulco, uno de los volcanes de la Guatemala; o en las faldas del nevado colombiano del Huïla; o en la desértica región de Thar, en el noroeste de la India; o en la ciudad costera de Dakar, donde tanto abundan las acacias; o en Eldoret, ciudad de Kenia por donde pasa el ferrocarril Nairobi-Kampala; o en Yaundée, en el Camerún, cuyas chozas ciegas fueron ya cantadas por el poeta camerunés Marcel Kemadjou en la Doulala de 1970; o en las calles de la ciudad argelina de  In-Salah, obligado punto de paso para algunas de las principales "rutas de los desesperados" que, procedentes de África Subsahariana, atraviesan el desierto para proseguir su marcha hacia Europa; o en los cantos de los poetas tarahumara mexicanos, acuciados por el consumo del peyote, tal como nos contó Antonin Artaud.

En uno de sus ensayos del disco, Exquirla hizo bien en asociar (para recordar las delirantes letras de este corte) el "Cardenal anciano de Río Escondido / Fracaso y Nicaragua" con la suerte de la revolución sandinista y la figura del poeta-sacerdote Ernesto Cardenal, y bien también al asociar "Pueblos como venas de América perdida" con el más imprescindible de los libros de Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, prohibido y censurado por las dictaduras de Pinochet y de Videla.

En la recuperación de los nombres, los cantos y los pueblos aplastados por nuestra Europa muda: las "humaredas que rugís". En lengua swahili, 'mosiaoatounya' (la-humareda-que-ruge) es el nombre del mar interior que, sin embargo, la monarquía colonial británica llamaría después 'Lago Victoria'. También con nombres hemos asesinado.

El himno, al que deberían sumarse todavía miles de nombres que aún caminan, y también los miles que aún esperamos, acababa así:

(...) Cenáculo de las rabias, y rabia-roquedal,
sedientos de Uele,
des-
peñados de Toubkal,
antracitas y lianas de Adén, hijos
y varones de la rabia:
                                             avanzad
tristísimos, conmigo,
sucios de arrozales, con nosotros.

* * *


Catalunya Radio (30.01.17) Audio de 9 minutos:
(http://catradio.cat/icat/programes/Els-experts/1448/audios/Estrenem-Hijos-de-la-rabia-dExquirla/949161)
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