Cuerpos mueven cuerpos (por Antonio Orihuela)


Acompañar, resistir desde la compañía, encontrar a los otros, renombrar el mundo desde sus heridas… no es poco lo que este proyecto de escritura se ha propuesto en el contexto hostil de nuestra sociedad pacificada, sonámbula y hedonista, construida sobre una ciudadanía replegada y ajena a los asuntos públicos, que ha olvidado que lo privado es público y que lo personal e íntimo se cimienta sobre lo colectivo y lo común, lugares además cada vez más expoliados por las ideas de la propiedad y la vida privada.

No es poco, decía, lo que este proyecto de escritura se ha propuesto: mancharse con los crímenes del Imperio y los cuerpos de los desrostrados. Yo también, querido Enrique, creo que vale la pena. Que ese acercarse no puede quedarse en un vago sentimiento de solidaridad o compasión hecho de ideas, palabras e invitaciones de papel, sino que tiene que bajar a la calle y nos tiene que poner, en tanto cuerpos, a trabajar en organizarnos para ser un día dignos de entrar en las casas de los pobres. (...)

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