Desafío y dignificación (por Eduardo Milán)

1.

 
          El problema teórico que plantea la posibilidad épica en nuestros días –en nuestro tiempo, donde la necesidad de realizarlo todo ahora y aquí parece borrar cualquier postergación, cualquier emplazamiento a la esperanza– es un problema poético situado más allá de esta precisa forma de arte. Es y no es un problema poético. Desde la existencia fragmentada la épica constituye el desafío de una recomposición: la de la especie reunida en comunidad. No de la forma: del elemento humano.

          Enrique Falcón pone en juego algo más que la cuestión formal: pone en juego la posibilidad de sobrevivencia humana. El envío épico actúa no en esta forma-tiempo dominante: actúa en un margen. En La marcha de 150.000.000 la página-escritura se parte en dos por una línea que, si bien no vuelve simétrica la separación, sí otorga un buen lugar al margen. La escritura prueba en la página su dialógica posible, su comunicación posible, su razón de estar ahí como entidad registrante. La nota y la noticia espejean al poema con una luz especial, a veces feliz: la cita de un fragmento poético; a veces terrible: la presencia de la realidad histórica. No era posible fabular una épica, no era posible la fantasía de un imaginario modélico. Por si fuera poca imposibilidad ética, presuponer una necesaria estabilidad social, una nueva comunidad activa para reemprender el camino formal épico, es una posición inquietante. Pero pasiva. Falcón propone (la épica es un acto que presupone una espera) una épica en acto. La posibilidad épica actual es irse haciendo en la marcha.

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