Escribe Virgilio Tortosa…


…en Escrituras ensimismadas
(Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2001):

(…) Frente a esta supuesta claridad de discurso queremos ahora llevar a cabo su confrontación con esta otra escritura aparentemente más oscurecida por el relativo surrealismo aplicado en los siguientes versos de E. Falcón: "12 Soy altura de niño enloqueciendo todas estas tumbas. / 13 Otra vez naciendo muerto en las matanzas de la boca. / 14 No sé si respirar. / 15 Habitaron como bucles en el plomo. / 16 Hablaron como tengo que plantar un árbol nuevo. / 17 Hablaron como si has de respirar? / 18 Soy la altura de un pueblo perseguido. / 19 Naciendo a cada instante de una bala muerta." (1994), de donde elementos como la enumeración que encabeza cada verso, las ausencias parciales de signos de puntuación ortográfica, e incluso en su nivel semántico el hecho de que el sujeto poético sea altura de niño que enloquece tumbas es una imposibilidad semántica al transferrir al campo objetual características humanas, e incluso hechos como la duda en el verso 14 sobre si respirar o no hacerlo no parece nada pertinente al menos en la especie humana a la que se refiere.


Ocurre que en este caso la escritura de E. Falcón crea estrategias a través de las rupturas que provoca su poesía tanto en el nivel de la sintaxis como en el de la semántica, efectos que de por sí generan la significación poemática, siempre al servicio de su proyecto revolucionario, transformador de la realidad bastardeada de un tercer mundo agredido ante un primer mundo impasible y necio. Tanto los anteriores como este último ejemplo establecen sus estrategias de comunicación en el lector, éstas en Villena y García Montero pasan por un registro realista —premeditadamente clarificador— de proble- mas endogámicos que envuelven a la realidad de los autores de tales poemas, pero en Falcón habla de la realidad incluso de forma más real de lo que lo pretenden los anteriores aunque bajo la estrategia de un lenguaje rabioso, a la altura de su proyecto literario y de su mundo cultural: el uno no es mejor que el otro por utilizar la «claridad» como bandera frente a un supuesto oscurantismo poemático que refutarían los otros, sino que es la percepción de los poemas y su capacidad de transmisión al lector los que le otorgan claridad y coherencia: en deter- minado contexto y lector (por ejemplo en los desheredados del tercer mundo o, por ir más cerca, en los miembros de ONGs españolas que trabajen en ayuda al tercer mundo) el texto de Falcón puede ser incluso mucho más clarificador que los de Villena y García Montero, pero ello poco importa porque sería desplazar el centro de la problemática cuando lo realmente importante es el uso de los diferentes lenguajes y su percepción en el público receptor. De lo que podemos concluir la invalidez de un criterio que se vacía de contenido en el análisis literario como es la claridad, ante la poca transparencia de su contenido; de ese modo, consideramos mucho mayor el acercamiento a la realidad practicado por la escritura de Falcón que en los casos vistos de Villena y García Montero (…)